Un año después del COVID -19

Hace un año la vida nos cambió, la cotidianidad cambió, empezamos a trabajar desde casa. Se detuvieron lanzamientos, eventos, campañas; unos muy solos, otros muy acompañados pero todos con la incertidumbre sobre qué pasará mañana. Tuvimos que conversar con nuestros clientes para repensar cómo se estaban comportando sus audiencias en esos momentos difíciles y cómo comunicarse con ellas.

Pero más que lo laboral esos momentos difíciles nos enseñaron mucho sobre nosotros como equipo al ver una ciudad unida, solidaria y resiliente. Al levantarse de tanto sufrimiento y nos llenó de orgullo, pero también nos empujó a sumar con algo. Eso fue la capacitación gratuita a los emprendimientos que se proyectaban salir adelante de aquella crisis económica y humana. Los medios digitales eran la mejor opción, ayudar en campañas de comunicación con excelentes resultados.

En ocasiones, el mejor aporte es simplemente presentarse y ser útil.

Aunque se nos ocurrieron muchas brillantes ideas en esas primeras semanas, pero pronto nos detuvimos a pensar que se necesitaban muchas voluntades para llevarlas a cabo y decidimos concentrarnos en lo que hacemos mejor “RESULTADOS” también en cómo agregamos valor a los emprendimientos, y capacitamos muchos de manera gratuita, cuyo crecimiento orgánico nos hacen hoy sentir muy orgullosos de nuestro pequeño aporte.

La incertidumbre reinaba en esos tiempos, y era evidente que solo un tejido social sólido haría la diferencia y junto con la Fundación León de Judá y su proyecto La Perla Protegida y Producciones Toledo, iniciamos una campaña de comunicación de valores, civismo y buenas costumbres que causó un fuerte impacto y dio como resultados que muchas empresas e instituciones se sumaran al proyecto de La Perla Protegida. Entendimos que con bases sólidas se puede hacer mucho, aunque los tiempos sean realmente difíciles.

Todos vivimos la pandemia pero no todas las experiencias fueron iguales, experiencias únicas, unas inspiradoras, otras caóticas, mucha información y mucha más empatía, que nos obligaron a replantear la manera de comunicar, tanto en los lenguajes como la narrativa, una suerte de mezcla sinérgica de los datos y la creatividad, sin dejar de lado la verdad y las experiencias compartidas.

Estos son algunos insight que Netizen nos enseñó en este año al trabajar desde casa y ver como nosotros y nuestros clientes sobrevivimos a pesar de las circunstancias. Afortunadamente, hay señales de esperanza en todo el mundo, lo cual nos alegra mucho por todos.

Por muchas cosas el COVID-19 sacó lo mejor de todos nosotros: más resiliencia, más empatía, cambiamos la competencia por la cooperación que nos ayudó a tomar decisiones rápidas. A medida que el mundo comienza a reabrirse, realmente esperamos que no olvidemos lo bueno que este año nos enseñó, y en honor a los caídos deberíamos intentar ser mejores seres humanos y mejores ciudadanos que antes.

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